Cuáles son las consecuencias de correr 800 km en una semana
Un inglés superó el desafío de hacer la mencionada distancia sobre una cinta, pero al hacerse un chequeo, el diagnóstico del médico tras los estudios no fueron lo esperado.
El pasado mes, el inglés Jamie McDonald corrió 800 kilómetros en una semana, rompiendo así el récord mundial de la distancia más larga en una cinta en ese periodo.
Pero tres días después, el mismo Jamie admitió a la televisión local de Gloucester que había tenido que ir al hospital por sufrir varias complicaciones en su cuerpo.
Por eso, la historia detrás del logro de este atleta es interesante para saber qué consecuencias tiene un esfuerzo de ese tipo.
Entre otras cosas, Jamie sufrió dos fuertes fracturas por sobrecarga en ambos tobillos.
Según los expertos esto es algo normal, que suele ocurrir cuando sometemos a nuestros tobillos y pies a un número elevado de kilómetros a una velocidad rápida.
Además, las muestras de sangre recogidas por el hospital demostraron que el nivel de glóbulos rojos había descendido hasta la mitad.
“Los glóbulos rojos son los encargados de transportar el oxígeno por el cuerpo. La gente que corre largas distancias -como ultramaratones- está expuesta a que los golpes que reciben sus pies causen la rotura de células sanguíneas. Por lo que, si se hace durante mucho tiempo, puede causar anemia”, cuentan los especialistas.
En los estudios que le realizaron al inglés también se encontraron elevados niveles de las enzimas musculares. Esto se debe a la descomposición que suelen sufrir los músculos al hacer un trabajo duro.
Los niveles de Jamie eran tres veces mayores a la cantidad normal (que es de 22 a 198 unidades por litro), y los niveles que marcan cinco o más pueden indicar rabdomiólisis, una enfermedad que podría producir la necrosis muscular.
Y cuando eso sucede las células empiezan a liberar una proteína llamada mioglobina en su torrente sanguíneo, que puede llegar a causar daño o insuficiencia renal, arritmia cardíaca e incluso la muerte. Además de todo lo ya señalado, el atleta fue víctima de un gran agotamiento acompañado de un deterioro en la recuperación.
Tal es así que sólo llegó a dormir 16 horas en los siete días que le llevó a correr los 800 km, por lo que llegó a estar despierto durante 36 horas. Y estar demasiado cansado y no poder descansar puede llevar al cuerpo a no ser capaz de mantener la coordinación o sufrir alguna lesión.
Además, la falta de sueño puede llevar a una producción menor de insulina, por lo que el cuerpo le cuesta procesar la glucosa y de esa forma obtener energía. Esto podría afectar al rendimiento y provocar una recuperación física más lenta. Si bien el caso de Jamie es bastante extremo, es útil para aprender los límites a los que nuestro cuerpo puede enfrentarse.
Por eso siempre hay que tener en cuenta descansar bien y hacer entrenamientos y carreras de recuperación, para así no llegar nunca a sufrir los efectos negativos del sobreesfuerzo.
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