¿Cuándo el running se transforma en una obsesión?
Salir a correr o ir al gimnasio mejora la calidad de vida, pero ¿qué sucede cuando eso se sale de control y se vuelve una adicción? La runnorexia se volvió un problema del Siglo XXI.
Nadie discute que hacer deporte mejora la calidad de vida. Que todos aquellos que salen con frecuencia a correr, o siguen una rutina en el gimnasio, por decir, viven de una forma más saludable que las personas sedentarias.
Pero lo cierto es que en este último tiempo, una gran cantidad de gente limita su afición y amor por lo que hacen con el hecho de volverse ciertamente obsesivos, extralimitándose de su entrenamiento habitual y perdiendo lo más importante de este deporte: la felicidad y satisfacción.
¿Puede esto ocurrir en el running o en el gimnasio? Lamentablemente, esto suele suceder con frecuencia.
Sucede que todos estos hábitos saludables, en el caso de que una persona abuse de ellos, o se extralimite, se vuelven en su contra, ocasionando depresión, obsesión o síntomas de ansiedad.
Para dar un ejemplo, no hay comidas que sean malas, siempre y cuando uno sepa comer en la medida justa. Salvo por algún motivo en especial, no es malo comer una dona o un alfajor. El problema es cuando se abusa y el runner se alimenta con una docena de donas. En el deporte, esto funciona de la misma manera.
Es por esta situación, que se define como runnorexia a los corredores que encuentran la forma de relajarse y no pueden parar, ni siquiera cuando padecen lesiones o tienen compromisos sociales por delante.
Este tipo de personas, pasan de disfrutar del deporte a tener como única meta mejorar el rendimiento, o vivir pendientes del cronómetro o la recuperación inmediata de lesiones que sufren.
Este círculo vicioso lleva a que aumente la ansiedad por lograr las cosas, pero disminuya la posibilidad de disfrutar de lo que se está realizando.
Algunos de los afectados confiesas que no ven la forma de detenerse debido a que se sienten “enganchados”. En cierta forma, se puede decir que se han vuelto “adictos”, y consideran que sus cuerpos le piden “más”, por lo que terminan volviéndose dependientes.
Por lo pronto, si bien es importante tener hábitos saludables y vivir mejor, es importante también mantener una relación de atención a las propias necesidades y no pasarse de la raya.
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