Los carbohidratos y el test de las dos semanas
La intolerancia a este alimento provoca falta de concentración y somnolencia, aumento de los gases intestinales o hinchazón, hambre frecuente, aumento de la grasa abdominal o facial, falta de energía o fatiga, insomnio o apnea del sueño, antojos y quistes ováricos en mujeres.
La intolerancia a este alimento provoca falta de concentración y somnolencia, aumento de los gases intestinales o hinchazón, hambre frecuente, aumento de la grasa abdominal o facial, falta de energía o fatiga, insomnio o apnea del sueño, antojos y quistes ováricos en mujeres.
Miles de personas, luego de bastante tiempo de ingerir mucha cantidad de azúcares e hidrato de carbono, sufren los signos y síntomas de un exceso de insulina. Para solucionar ese problema hay un test (no se trata de una dieta) de dos semanas de duración que demuestra la ventaja del cambio en la forma de alimentarse, educando así al paciente.
En primer lugar contaremos que algunos de los síntomas más habituales cuando se sufre de intolerancia a los carbohidratos son: falta de concentración y somnolencia tras las comidas; aumento de los gases intestinales o hinchazón abdominal tras las comidas; sentir hambre con frecuencia; aumento de la grasa abdominal o facial (sobre todo en las mejillas); falta de energía o fatiga frecuentes; insomnio o apnea del sueño; antojos frecuentes de dulces o cafeína; y ovarios poliquísticos (quistes ováricos) en mujeres.
Una vez identificados los indicadores más habituales se realizará el test de las dos semanas, el cual ayudará a determinar el grado de sensibilidad que se presenta a los hidratos de carbono y, también, cómo remediarlo. ¿Cuál es la base? Simplemente restringir la ingesta de muchos hidratos de carbono. No es necesario pesar los alimentos ni hacer ninguna dieta. Sólo hay que comer lo que está permitido y evita lo que está prohibido.
Es muy importante planificar lo que se va a comer y con qué frecuencia. No hay que preocuparse por el colesterol, las grasas, las calorías ni la cantidad de comida que se incorpore, porque se trata solamente de un test: no se va a comer así el resto de la vida. Y algo clave es que se desayunes a lo largo de la hora siguiente de haberse levantado.
Los alimentos que se pueden comer son: huevos (claras y yema); quesos no procesados; carnes y pescados sin procesar; jugos de tomates y verduras; verduras y hortalizas crudas o cocinadas (calabaza, lechuga, espinacas, zanahorias, brócoli, acelgas, puerros, apios y cebollas), a excepción de papa y maíz; frutos secos; aceites; vinagres; mayonesa; salsa de tomate; mostaza; especias; cafés; y tés.
Los productos que se deben evitar son: pan; pasta; crepes; cereales; snacks; galletas saladas; postres preparados y otros alimentos similares ricos en carbohidratos; alimentos dulces como pasteles, galletas, helados, caramelos o chicles; frutas y jugos de fruta; carnes y pescados procesados; embutidos y productos ahumados; papa; maíz; arroz; legumbres; leche (tanto entera como descremada) y yogures.
En cuanto al alcohol, si se suele beber una cantidad pequeña o moderada, algunas bebidas están permitidas durante el test, como los vinos secos y licores puros destilados (ginebra, vodka, whisky, etc.). Quedan prohibidos los vinos dulces, todo tipo de cervezas, champán, bebidas con azúcar (ron, licores dulces, etc.), y las bebidas que mezclen ingredientes dulces, como tónica, cola u otros líquidos azucarados.
Si una vez realizado el test la persona se siente mejor e incluso ha perdido un poco de peso es casi seguro que efectivamente sufre de cierta intolerancia a los carbohidratos, por lo que no deberían ingerirse tantos como se hacía antes de este test. Algunas personas con un grado elevado de IC se sentirán muchísimo mejor que antes, sobre todo si han perdido mucho peso. Pero al respecto vale aclarar que esta reducción de peso no se debe a una restricción de las calorías sino a un menor consumo de insulina, lo que permite quemar más grasa.
El paso siguiente es determinar cuántos carbohidratos puede tolerar el organismo sin que regresen los trastornos. Esto se hace añadiendo una sola porción de carbohidratos naturales y sin procesar a una de cada dos comidas. El objetivo es determinar si alguno de estos carbohidratos pueden hacer que vuelvas a sufrir los viejos síntomas, incluido el aumento de peso. En esta etapa, justo después de haber completado el test, el cuerpo y el cerebro serán mucho más conscientes de hasta las más leves reacciones a los carbohidratos. Y así se tendrá una mayor intuición sobre cómo reacciona el cuerpo a los alimentos.
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