Dos argentinos compitieron en el regreso del Ironman en Tallinn
Pablo Ureta y Sebastián Sánchez participaron en la distancia full en Estonia, en medio de protocolos para garantizar la seguridad de los corredores.
Pablo Ureta y Sebastián Sánchez fueron dos de los argentinos que dijeron “presente” en el regreso de las carreras de Ironman, participando del realizado en la ciudad de Tallinn, en Estonia.
Ambos corredores fueron parte de la distancia full, nadando 3.800 metros, para luego tener 180 kilómetros de bicicleta y completar la prueba con 42.2 kilómetros de running.
Con una temperatura de 16 grados, las distancias full y 70.3 reunieron a 1600 participantes, principalmente de Estonia.
Las medidas de seguridad en la carrera no fueron demasiado llamativas, teniendo en cuenta que en los puestos de hidratación los voluntarios usaban guantes de latex y mascarillas solamente.
Quizás el punto a destacar fue que al cruzar la meta, a ningún corredor se le colgaba la medalla. Tras completar la carrera “nadie te toca”, los finishers se dirigen a la carpa, en la que les espera su bolsa personal, la remera y medalla finisher, y un pack de comida envasada.
Aún así, ambos corredores coincidieron: “Respetando estas medidas de seguridad, se puede hacer un Ironman en cualquier parte del mundo”.
En cuanto a las marcas, Ureta finalizó con un tiempo de 9 horas, 23 minutos y 52 segundos, siendo 13 en la categoría entre 40 y 44 años, mientras que Sánchez llegó en 10 horas, 4 minutos y 36 segundos, arribando en el puesto 37 de la misma categoría.
En diálogo con Más Aire, el cordobés Ureta expresó: “Fue un privilegio poder competir una carrera en estos tiempos. Todo fue súper organizado e impecable”.
“Alcohol en gel, uso de mascarillas…eso fue lo más relevante en plena competencia. No hubo mucha diferencia, por lo que esto alienta a poder hacer otras competencias en diversas partes del mundo”, completó el atleta sponsorizado por la marca Salming.
Ureta ya corrió una competencia de trail en Suiza, y el próximo domingo correrá el maratón Vilnius, en Lituania.
Por el lado de Sebastián, contó: “En Europa no se siente tanto el problema del Covid-19, así que pudimos disfrutar de la vuelta a la actividad con gran alegría”.
Con residencia en Holanda, Sánchez manifestó: “El nado no fue sencillo, dado que eran aguas frías, y los trayectos de bicicleta tenían cierto desnivel, pero el tema fue el viento. Pero el tramo final, con cuatro vueltas por la ciudad, fue algo que a uno le queda. Me encantó la experiencia”.
“Los protocolos de seguridad fueron excelentes. Desde hace un mes nos mandaban mails y videos de cómo iba a ser todo. Me tomaron la temperatura más veces en Estonia que en toda mi vida”, sostuvo.
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