Zapatillas con placa de carbono: ¿para qué tipo de runner sirve?
El mundo ha cambiado y hoy en día, el correr sin una zapatilla con placa de carbono vuelve impensado creer que se puede alcanzar un récord o lograr una PB (Personal Best – Mejor marca personal).
El mundo ha cambiado y hoy en día, el correr sin una zapatilla con placa de carbono vuelve impensado creer que se puede alcanzar un récord o lograr una PB (Personal Best – Mejor marca personal).
Nadie imagina a Eliud Kipchoge o a Tigist Assefa corriendo sin sus Nike o adidas con placa de carbono, respectivamente, o cualquier corredor de elite, por citar ejemplos.
A pesar de ello, lo cierto es que el uso de este tipo de zapatilla es ideal de acuerdo al tipo de corredor y objetivo para el cual se la vaya a usar. Es que este calzado con tecnología avanzada, cuya principal característica es la inclusión de placas de fibra de carbono, se han convertido en imprescindibles en los corredores de punta, pero lamentablemente, pueden no ser para todos los runners.
Para empezar, recordemos que este modelo ocasiona una una disminución en la cadencia (pasos por minuto) y, en consecuencia, zancadas más largas con mayor tiempo de vuelo, lo soñado por todo corredor. Por lo pronto, es normal querer usar esta zapatilla para querer “ser más rápido”.
¿Qué se debe tener en cuenta?
A la hora de pensar en el uso de este calzado, lo cierto es que hay que tener en cuenta el formato y accionar del modelo, lo que lleva a analizar lo siguiente:
- Funcionamiento de la zapatilla: modifica el patrón biomecánico del pie y las extremidades inferiores en comparación con las zapatillas de running estándar. La idea principal de este tipo de zapatilla es almacenar energía en la deformidad de su media suela para retornarla a través de su puntera en forma de balancín, disminuyendo así el trabajo y la fatiga muscular. En resumen, cambia el punto de palanca en la fase de apoyo y despegue.
- Para momentos especiales: lo recomendable es usar esta zapatilla solo en situaciones puntuales, como lo podría ser un entreno de calidad para conocer sus reacciones o en la carrera misma en la que se va a buscar el objetivo. Al mismo tiempo, al tener “una durabilidad menor” por los materiales de su fabricación, llevan a no poder usarlas todo el tiempo.
- El perfil del corredor. La talla, peso, técnica de carrera, distancias y objetivos se vuelven factures determinantes para saber si realmente el runner podrá sacarle provecho a este tipo de calzado. En concreto, aquellos que estamos lejos de tener el físico de un corredor keniata podríamos necesitar otro tipo de zapatilla. O si tenemos en cuenta que vamos a salir a correr “de manera recreativa”, lo mejor será usar un calzado que priorice la comodidad por sobre la reacción y mejoras en los ritmos de carrera.
Los ritmos de la zapatilla son la clave
Para definir de otro modo esta zapatilla, teniendo en cuenta el funcionamiento de la misma, lleva a que se deba tener una técnica determinada (y más depurada) para hacer trabajar la placa de carbono.
¿Qué quiere decir esto? Que un corredor “lento” (por citar un ejemplo, de más de 6 minutos por kilómetro) no sólo no “hará trabajar” la placa de carbono, sino que al cambiar el tipo de biomecánica con el que se traslada, corre riesgos de lesionarse.
Por lo pronto, si se tiene que realizar una conclusión sobre el uso de las zapatillas con placa de carbono, lo cierto es que se debe tener en cuenta que son muy efectivas, pero no sirven para todo momento, o para todos los corredores.
Lo ideal sería poder hablar con un entrenador y definir si el runner es apto para usarla, como también en que situación vale la pena hacerlo.
Hacé tu comentario