La fascitis plantar y su tratamiento

Consiste en un proceso degenerativo de la fascia plantar que provoca dolor en la planta del pie.

21 de marzo de 2021

La fascitis plantar es uno de los problemas más frecuentes del sistema musculo-esquéletico en corredores, y es más común en amateurs que en profesionales. Consiste en un proceso degenerativo de la fascia plantar que provoca dolor en la planta del pie y, concretamente, en la región medial del talón, de manera más frecuente por la mañana o al iniciar la actividad.

La fascia plantar es un tejido grueso que se origina en el calcáneo y lo conecta con los metatarsianos en la parte anterior del pie. La fase de apoyo de la marcha se inicia con el impacto del talón sobre el suelo. En ese momento el talón soporta una fuerza de hasta tres veces el peso del cuerpo, y la fascia plantar es el tejido encargado de absorber y transmitir esta carga, junto con la almohadilla grasa plantar y los músculos intrínsecos del pie.

Cuando la fascia plantar está inflamada, degenerada o el peso es mayor, puede ser incapaz de realizar su función de forma correcta. Esta inflamación ocurre como consecuencia de micro-traumatismos acumulados a lo largo de días o meses de entrenamiento, y puede estar relacionado con alteraciones en la anatomía y biomecánica del pie. En ocasiones se ha atribuido su causa a una mala técnica de carrera, y parece más frecuente cuando corremos en terrenos irregulares.

Los tratamientos de los que se disponen actualmente no son siempre eficaces en un 100%, lo que convierte esta patología en un verdadero problema para los corredores que no quieren ni siquiera escuchar la palabra reposo. De ser la primera vez que ocurre se puede intentar con tratamientos como hielo local, antiinflamatorios y automasajes. Pero si el problema ya se viene repitiendo será necesario investigar la causa que lo provoca, para así poder realizar un tratamiento dirigido y evitar que la dolencia vuelva a aparecer.

Cuando la causa es una alteración de la estática o dinámica del pie, las plantillas con soporte de arco medial y/o suplementos en la zona del talón pueden ser útiles para controlar los síntomas. Esto ocurre, por ejemplo, en los pacientes con pie cavo o en el pie plano del adulto. Otra causa posible es la presencia de un gemelo corto, y por eso se recomiendan siempre estiramientos del sóleo y los gemelos como parte de la prevención de esta lesión.

La fisioterapia suele aliviar los síntomas temporalmente, pero si no eliminamos la causa subyacente podrían volver a aparecer una vez que retomemos la carrera. Dentro de la fisioterapia hay tratamientos más invasivos como la iontoforesis (aplicar fármacos a través de la piel), EPI (electrolisis percutánea intra-tisular) u ondas de choque, que pueden ser útiles en casos de gran limitación funcional.

En cuanto a las infiltraciones, los resultados también son variables. Pueden realizarse con corticoide y anestésico local o con plasma rico en plaquetas (los llamados factores de crecimiento), que recientemente han demostrado resultados prometedores debido a su capacidad antiinflamatoria.

Sin embargo, lo más importante es la prevención mediante estiramientos tanto de la fascia plantar como de todo el sistema aquíleo-plantar, al igual que los ejercicios de fortalecimiento de la musculatura intrínseca del pie. Si el problema persiste, siempre debe consultarse a un médico para averiguar la causa y tratarla adecuadamente..

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