Por buscar la marca olímpica perdió su trabajo. Hoy tiene revancha…

La tandilense Luján Urrutia intentó la marca para clasificar al Mundial y perfilarse de cara a los Juegos de Tokio, pero quedó a sólo 39 segundos. Al volver de Alemania, la despidieron de su trabajo por haberse pedido licencia. Hoy es la representante argentina en los 42k de los Juegos Panamericanos.

23 de julio de 2019

La tandilense Luján Urrutia tiene una historia de película. Una vida relacionada al atletismo y con excelentes marcas a nivel local y provincial, hace un par de años empezó a enfocarse en los 42k, una distancia que fue asimilando y hoy es una de las mejores maratonistas de la Argentina.

De hecho, es la designada por la Confederación Argentina de Atletismo para competir en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 en el maratón (en caballeros está Miguel Bárzola y Mariano Mastromarino).

Urrutia es en la actualidad atleta New Balance y su última actuación se remonta a los 42k de Londres.

Anteriormente, compitió en la maratón de Sevilla, donde casi se queda fuera de la carrera por no tener dorsal, pero a última hora consiguió el número y pudo correr, logrando 2h42m10s, marca que terminó por clasificarla a los Panamericanos.

Pero la atleta entrenada por Carlos “Pucho” Migueltorena tiene una historia poco conocida. En 2017 viajó a Alemania para conseguir la marca que la clasificara al Mundial y la dejara bien parada para los Juegos Olímpicos de Tokio. Corrió los 42k registró un tiempo de 2h39m39s, siendo el noveno mejor crono de la historia de la distancia a nivel argentino.

A pesar de ello, no le alcanzó tan sólo por 39 segundos.

Su carrera había sido prácticamente perfecta, a pesar de haber corrido con lluvia y granizo por tramos. En el tramo final, como es lógico, tuvo una merma en el rendimiento y eso le costó demasiado caro, pasándose apenas de la marca pretendida.

Las felicitaciones de los organizadores no eran suficientes para calmar su tristeza tras cruzar la meta y ver que no había conseguido el objetivo.

Como si fuera poco, al volver recibió otra noticia que la golpeó. Ella trabajaba part-time en unas cabañas de alquiler, pero por sus pedidos de licencia para viajar a competir y representar al país, la debían despedir porque necesitaban a una empleada que “pudiera cumplir el trabajo y no viajara tanto”.

Por lo que de un día para otro, se encontraba sin haber podido clasificar al mundial y desempleada.

Sin embargo, no bajó los brazos y siguió intentando. Durante los últimos dos años fue la argentina con mejor marca en maratones y hoy la vida le da una chance única, el viajar a los Juegos Panamericanos. Al final, Luján tuvo revancha…

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