Cinco consejos para quienes se entrenan por su cuenta
Estudiar, correr con la cabeza y no con el corazón, escuchar al cuerpo, aprender a ser flexible y no olvidar la constancia, son puntos fundamentales a tener en cuenta.
Cada vez hay más running teams, y cada uno de ellos suma a diario nuevos integrantes. Sin dudas, correr en grupo es algo muy especial, que ayuda a encontrar motivación a la hora de entrenarse. Sin embargo, también hay muchos deportistas, especialmente amateurs, que salen solos, sin ningún tipo de apoyo moral ni de entrenador. En esos casos suelen utilizar planes de entrenamientos pre-armados descargados online, o diseñan los propios. Pero siempre hay otras cuestiones a tomar en cuenta para no sufrir contratiempos.
1) Estudiar: para poder ser tu propio entrenador personal es importante estar capacitado. Por eso es clave estudiar un poco sobre el deporte, la fisiología, la anatomía y la nutrición. Sin los conocimientos necesarios para entender cómo funciona el cuerpo, de qué manera estimularlo, cuáles son las necesidades y otros tantos factores claves, se corre el riesgo de lesionarse o sufrir estancamientos.
2) Correr con la cabeza y no con el corazón: es importante tomar decisiones inteligentes y sensatas acerca del entrenamiento y la alimentación. Un corredor siempre quiere correr, y en cada oportunidad meter más kilómetros. Pero eso no siempre es recomendable. A veces es mejor tomar un descanso o suspender la participación en una carrera. Y como esa es una decisión difícil de tomar, una buena técnica es preguntarse a uno mismo qué consejo se le daría a otra persona que esté en la misma situación.
3) Escuchar al cuerpo: cuando se corre se producen daños en los tejidos. Y cuanto más duro se corre, mayor ese es daño. El cuerpo trabaja en la recuperación y reparación de esas fibras, y si todo sale bien terminarán recuperadas y fortalecidas. Pero para eso es necesario prestar atención a los síntomas del cuerpo y no exigirse de más. Si el cansancio o el dolor son muy intensos, hay que parar o bajar las cargas.
4) Aprender a ser flexible: un plan de entrenamiento es sólo una guía, y nunca debe ser inamovible y/o inmodificable. Lesiones, molestias, compromisos sociales o laborales, o nuevas carreras, son algunos de los motivos que pueden obligarte a perderte algún entrenamiento y modificar tus planes. Y no hay que preocuparse si eso ocurre. Hay que recordar que el rendimiento en una carrera surge de la suma del trabajo diario y constante, y no sólo de un entrenamiento.
5) No olvidar la importancia de la constancia: es muy fácil caer en la tentación de creer que “más es mejor”, o que “más rápido es más efectivo”. Pero el esfuerzo tiene que ser realizado de manera inteligente, permitiendo que el cuerpo asimile los entrenamientos que se realizan. Tener en cuenta que doce semanas de entrenamiento constante, sólidas e ininterrumpidas serán siempre mucho mejor que dos semanas de duros entrenamientos seguidos de diez semanas de lesión. Y los días de entrenamientos duros deben estar acompañados de días de descanso (activo o pasivo) y entrenamientos lentos que te permitan sumar kilómetros sin aumentar las tensiones de tu cuerpo.
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