Correr con sus perros les cambió la vida

Gisela y Estefanía tienen al running como estilo de vida y comparten con sus mascotas entrenamientos y carreras.

4 de noviembre de 2020

Dos historias diferentes pero con muchas coincidencias. Dos mujeres que hacen lo que más les gusta, salir a correr, pero acompañadas por sus mascotas.

Gisela Dittrich corre con su perra Chía, mientras que Estefanía lo hace con Maggie. Ambas forman parte del Mushing Team Buenos Aires  y entrenan en la Zona Norte, bajo los consejos del cordobés Diego Sánchez.

Gisela y Chía ya están clasificadas para el Mundial de Canicross, que se hará en Canadá en 2021.

Con el deporte como pasión, la premisa es dedicarle tiempo, esfuerzo y, al mismo tiempo, saber que debían unirse como equipo: “Es levantarse a la madrugada los días de altas temperaturas para evitar los golpes de calor, es viajar para buscar terrenos adecuados para correr (todas las disciplinas del Mushing se realizan en cross), cuidar y prestar atención a la salud y alimentación propia y del perro, son todos aspectos para tener en cuenta”.

Gisela comenzó a correr de manera recreativa y luego con su primera perra. Allí se enamoró de la modalidad de canicross y hace poco más de un año, decidió enfocarse de lleno. Así fue como decidió adoptar a su perra Chía y buscar la clasificación al Mundial para representar a la Argentina, cupo que finalmente alcanzó.

“Hay diferentes modalidades, pero nosotros nos enfocamos en la distancia sprint, de no más de 6 kilómetros. Particularmente, el participar en la categoría dryland y correr dos días seguidos el mismo recorrido es una modalidad que nos gusta”, sostuvo.

De las pistas a sostener las correas

Estefanía tiene como mascota a Maggie. Viene de competir en la pista de atletismo del Cenard. Comenzó paseando a su perra, a la que tenía que perseguir porque se escapaba corriendo.

“Durante la cuarentena conocí a la perrita de una vecina que jugaba con Maggie y corrían muy fuerte. Le pregunté a su dueña, Vale, que me contó sobre las actividades que practican en el Canicross. A los dos días me sumé al grupo para probar una clase y desde entonces entrenamos en el club”, relata sobre el comienzo.

Lo cierto es que el correr estaba en la naturaleza de ambas. Para la perra ya era una costumbre. “El veterinario que atiende a Maggie siempre me dijo que sería bueno que corriésemos juntas, que lo íbamos a disfrutar; y así fue”, refuerza.

Además, Estefanía también tiene el running en su sangre. “Hace 8 años que corro. Empecé por un problema de salud y al poco tiempo me enganché. Comencé caminando y empecé a sumar kilómetros”, revela, compitiendo en pruebas de pista, calle y trail running.

“Siempre me propongo nuevos desafíos, buscar mi mejor versión, insistir en que se puede mejorar un poco más. No me imagino mi vida sin correr”, expresa.

Ya sobre el entrenamiento, Estefanía rememora: “Maggie estaba feliz de correr en manada. Se iba más adelante con el resto de los perros, pero volvía y me buscaba para saber si yo también iba. Sentí una conexión de inmediato, se adaptó a mí. La veía disfrutar y me emocionaba saber que a ella le gustaba mucho”.

Fotos: Andrés Iozzolino @dejandohuellitasfotografia

 

 

 

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