Marcelo Zlotogwiazda: “Cuando no corrés sentís que te falta algo”

Marcelo Zlotogwiazda es un gran aficionado al running. Corre cuatro o cinco veces por semana.

12 de junio de 2016

El periodista conocido popularmente como “Zloto”, es un gran aficionado al running. En 2003 dejó el cigarrillo porque le detectaron una tuberculosis temprana. Y desde entonces corre cuatro o cinco veces por semana. Fana de las medias maratones, también corrió un par de 42K.

La cita es con Marcelo Zlotogwiazda para una nota en el Parque Sarmiento, y en un horario temprano: 9.30. La mañana estaba muy fresca, y con una llovizna que amagaba con convertirse, en cualquier momento, en un verdadero diluvio.

“Venite con ropa deportiva para las fotos”, había sido el pedido previo del cronista de Más Aire al periodista Marcelo Zlotogwiazda.

Todo parecía encaminado. Era cuestión de esperar que el futuro entrevistado apareciera. Y de repente, al mirar hacia un costado, ahí estaba él, con shorcito y remera, totalmente transpirado, y desafiando el frío y la lluvia inminente con un trote intenso.

“Ya estoy corriendo hace un rato”, fue lo primero que dijo después de saludar. Después dio otra vuelta entera al parque y recién ahí paró para elongar y comenzar la charla. Allí contaría, por ejemplo, que “desde el 2003 que corro a full. Antes lo hacía sólo cada tanto, pero desde ese año me metí con todo”.

Y como casi todo en la vida tiene un por qué, Zloto cuenta que “fumaba mucho, y me descubrieron algo en el pulmón que no sabían qué era. Fui a varios médicos que no lo podían determinar, hasta que me vio una neumonóloga y me dijo ‘o abrimos, o seguimos controlándolo’. Las hipótesis eran o un tumor, o tuberculosis.

Le dije ‘abrí’, y era tuberculosis temprana. Una pavada, por suerte. Ahí dejé totalmente el cigarrillo, con una breve recaída el año pasado. Pero fueron 12 años sin fumar. Y, claro, también empecé a correr de manera continua”. Y si se le pregunta qué es el running para él, no duda: “Te voy a decir todos los lugares comunes que siempre se dicen, ja. Que es como una droga, que cuando no corrés sentís que te falta algo, que te sana física y mentalmente… y todo es cierto”.

Marcelo corre un mínimo de cuatro o cinco veces por semana, y a eso le suma un poco de entrenamiento en el gimnasio. “Cuando salgo a correr por lo general lo hago acá, en el Parque Saavedra, porque está a cuatro cuadras de mi casa. Pero voy cambiando: a veces elijo la colectora de la General Paz, o el Parque Sarmiento… y los domingos, por lo general, que es cuando hago fondos, salgo por Figueroa Alcorta hasta Palermo”, detalla.

Si bien confiesa que “la distancia que más me gusta es la media maratón”, también corrió maratones. “Fueron sólo dos, y en parte porque el que corre no puede dejar de hacer por lo menos una. Es como que tenés que escribir un libro, tener un hijo, plantar un árbol y correr una maratón, ja”. También cuenta que una sola vez participó de una carrera de aventura. “Fue en Tandilia, y porque Iara, una de mis hijas, me insistió. Eran dos jornadas de 21K cada uno, pero en el segundo día me dolió la rodilla, que ya la tenía mal, y tuve que abandonar”.

Junto a Iara, justamente, Zloto corrió muchas carreras. “Fueron media maratón, más que nada. Pero ella ahora ya dejó el running, porque puso todas las energías en el estudio”. Igualmente Marcelo destaca el apoyo de su familia: “Todos me acompañan en esta locura, y hasta me empujan para que no deje. Es que saben que me hace muy bien”.

A diferencia de muchos corredores que siempre van escuchando su música preferida, él prefiere aprovechar el momento para pensar. “Y la verdad es que es muy efectivo para el laburo, porque me aparecen ideas de posibles notas, y también diferentes remates de nota. Y surge naturalmente. Es como algo mágico. Pero es algo que les pasa a muchos corredores. Se dice que es porque estás con la mente en blanco, y eso favorece al pensamiento”, explica.

Para terminar, reconoce que ahora corre de manera más relajada, “porque ya no me mato por mejorar mis tiempos en las competencias. Es como que me distendí y estuvo bueno, porque ahora disfruto mucho más las carreras”. Y luego de su confesión saluda al cronista y a la fotógrafa, y se va. ¿A su casa? No, a seguir corriendo un poco más…

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