Empezar a correr: Los cambios en el cuerpo

Empezar a correr nunca es fácil, y es normal que surjan las ganas de abandonar. Por ello, hay que saber las etapas por las que pasaremos.

30 de junio de 2022

Empezar a correr nunca es fácil, y es muy normal que en varios momentos surjan las ganas de abandonar. Para que eso no ocurra es muy importante saber las fases por las que pasará nuestro cuerpo y también nuestra mente, para así entender que todo lo malo se terminará en algún momento y que los beneficios que obtendremos serán muchísimos.

La primera semana: en este momento todo será demasiado cuesta arriba. La mente tratará de convencernos de abandonar todo, y por eso se va a necesitar de una buena dosis de motivación y de fuerza de voluntad para seguir adelante.

Es normal sentir como que el corazón se va a salir del pecho, pero no hay que preocuparse ya que eso es sólo por la falta de preparación de nuestro organismo. Lo mismo sucede con las molestias musculares, que sin dudas van a aparecer. También hay que tener en cuenta que a nivel estético no se notará todavía ningún cambio, ni habrá reducción de peso. Es muy pronto para esperar eso.

Hacer deporte y salir a correr permite alcanzar un nivel más alto en la calidad de vida. Además, reduce los riesgos de muerte prematura.

Empezar a correr
Nuestro cuerpo atraviesa por diferentes etapas.

Las etapas de empezar a correr

El primer mes: el rendimiento seguirá sin ser el deseado, pero ya habrá disminuido esa sensación de agonía que cuando tomamos la decisión de empezar a correr. Se podrá respirar mejor y el pulso no se disparará al empezar a trotar.

La acumulación de ácido láctico en las piernas provocará un cierto colapso muscular que impedirá aumentar el ritmo de entrenamiento, pero como dato positivo se notará una reducción de volumen considerable. Atención: es probable que no se haya perdido peso, pero no hay que darle importancia a ese dato, ya que se debe tener presente que eso se debe a que muy probablemente ya hayamos ganado musculatura.

A los tres meses: lo normal es que uno ya empiece a cuidarse en otros aspectos de la vida, como la alimentación. Se nota una gran mejora a nivel pulmonar y cardíaco, y el hígado ha comenzado a reciclar mejor el ácido láctico, incrementando su eficiencia en la quema de grasas.

Debido a las mejoras cardiorrespiratorias se está en condiciones de aumentar el ritmo de carrera, lo que provocará molestias en otras estructuras corporales como músculos, huesos y tendones. Hay que estar atento a eso para no lesionarse.

A los seis meses de empezar a correr: es el momento donde el running ya nos ha atrapado decididamente. Tanto que al no correr nos sentiremos incómodos. Las mejoras respiratorias y cardiacas no serán tan evidentes y se producirán de manera más lenta a medida que se aumente el volumen y la intensidad de los entrenamientos.

Esas molestias articulares desaparecerán debido a la adaptación de estas estructuras a los impactos de la carrera. Y las piernas tonificadas, el abdomen reducido y la pérdida de grasa evidente serán los grandes síntomas de la mejoría alcanzada a nivel estético.

El primer año: ya tenemos mucha más confianza en nuestro estado físico, y nos sentimos preparados para salir a correr junto a otras personas y hasta para participar en alguna prueba de 5 o 10K.

Tenemos un corazón grande y más efectivo bombeando sangre, y las pulsaciones en reposo habrán bajado considerablemente, así como nuestra tensión. Las mitocondrias de las células de las fibras musculares se habrán multiplicado, mejorando de esta manera la eficiencia de los músculos. Y a pesar de comer mucho -siempre que sea de manera sana y equilibrada- nuestro peso se mantendrá estable.

Empezar a correr
Los cambios en el cuerpo al empezar a correr.

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