Errores básicos del braceo

Si hacemos un correcto movimiento de los brazos eso equilibrará nuestro cuerpo y nos marcará la cadencia y longitud de la zancada, haciendo que nuestra carrera sea más eficiente. Cómo no equivocarse.

25 de diciembre de 2020

Correr es una disciplina que requiere más técnica de la que cualquier persona pudiera pensar. Y una de las cuestiones a tener en cuenta es el braceo.

Si hacemos un correcto movimiento de los brazos eso equilibrará nuestro cuerpo y nos marcará la cadencia y longitud de la zancada, haciendo que nuestra carrera sea más eficiente.

En cambio, si por ejemplo nuestro braceo es demasiado corto, la zancada será menor, los pasos “chiquitos“, y el cansancio aparecerá más rápido. Además de esto, hay otra serie de errores habituales que no hay que cometer.

Hombros demasiado duros: tener cuidado de no tensar demasiado los hombros, porque pueden doler incluso después de correr.

Codos tensos: puede ocurrir lo mismo que con los hombros, y en este caso la tensión se puede prolongar en los bíceps y en los músculos del antebrazo, produciendo además un gasto innecesario de energía.

Puños apretados: correr de esa manera también genera un gasto de energía importante, que puede entorpecer tu carrera. Hay que cerrar las manos, pero sin exagerar con la fuerza.

Muñecas descontroladas: si las movemos sin parar estamos desaprovechando un gran recurso para la carrera. La posición correcta es con el pulgar apuntando siempre hacia arriba, y no a los lados.

Braceo abierto: el movimiento de los brazos siempre debe hacerse cerca del cuerpo. Si al correr se le da codazos a todo mundo, entonces lo estamos haciendo mal.

Tirar puñetazos: si los brazos, al ir hacia adelante, alcanzan más altura que los hombros eso puede alargar la zancada de forma peligrosa e incluso ocasionar una lesión.

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