Kathrine Switzer, la mujer corredora

Hoy, 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Como todos los años, en las redes sociales se hacen virales datos en forma de imágenes y videos sobre la historia de mujeres que nadaron a contracorriente en un mundo que les daba la espalda. Aquí comienza la increíble historia de Kathrine Switzer, la primera mujer en participar en el maratón de Boston.

8 de marzo de 2024

Hoy, 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Como todos los años, en las redes sociales se hacen virales datos en forma de imágenes y videos sobre la historia de mujeres que nadaron a contracorriente en un mundo que les daba la espalda. Aquí comienza la increíble historia de Kathrine Switzer, la primera mujer en participar en el maratón de Boston.

La participación de Kathrine Switzer se hizo en 1967, cuando en los Estados Unidos la mujer todavía no era considerada y tomada en cuenta. La participación de la corredora, que actualmente es activista por los derechos de las mujeres, se realizó en medio de mucha polémica.

Según sus propias palabras, ella tenía que terminar la carrera para que se valorara a la mujer. Algo que consiguió después de 4 horas y 20 minutos. En mitad de la carrera, varios hombres que también participaban la intentaron sacar fuera a empujones y agarrones, pero Switzer continuó hasta terminarla.

El dorsal que sí pasó a la posteridad fue el número 261, con el que corrió Switzer en 1967. Un número que se ha convertido en todo un símbolo de igualdad, de inspiración, motivación y empoderamiento. Hoy se puede ver en murales, carteles, manifestaciones, e incluso, tatuajes. A sus 70 años, Kathrine Switzer volvió a correr la maratón de Boston, 50 años más tarde de su primera maratón, llevando su dorsal 261.

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Su pequeña aporte permitió que 5 años más tarde, las mujeres pudieran participar en el maratón de Boston, y años posteriores se inauguró el maratón de mujeres en los Juegos Olímpicos. Sin duda una linda historia de superación y lucha por los derechos.

El día en que todo cambió

En varias entrevistas, Kathrine ha señalado que en ese momento pensó: “Voy a terminar la carrera arrastrándome o a gatas si es necesario; porque si no la acabo, nadie creerá que las mujeres pueden hacerlo”. Ahí estaba su fuerza y su reivindicación. 

Ella, que había empezado a correr a los 12 años, y que en ese momento no podía permitir que alguien quisiera echar su trabajo por tierra por ser mujer. Llegó a la meta después de 4 horas y 20 minutos. Se demostró a sí misma, a su entrenador y al mundo que, lejos de los estereotipos y las palabras de “expertos”, las mujeres sí estaban capacitadas para hacer una maratón. Cinco años más tarde de esta histórica carrera, se permitió oficialmente a las mujeres inscribirse y competir en la maratón de Boston.

Su carrera fue una victoria para la lucha de las mujeres y el derecho a participar en actividades, como esta, que teníamos vetadas únicamente por nuestro sexo. Muchas mujeres se sintieron identificadas con Switzer. Se olvidaron del “tú no vales”, del “eres débil”, de “las mujeres no pueden”, del “esto no es lo vuestro” y salieron a correr.  

La recuperación post entrenamiento

Sin embargo, la gesta histórica de Switzer tuvo también un lado agridulce. Fue cuestionada por la prensa, que buscaba una explicación a su presencia en la competición con preguntas como: “¿Qué estás tratando de probar?”. A lo que ella respondía: “Solo quiero correr”.

Así es como Kathrine Switzer se convirtió en la primera mujer en correr una maratón y completarla de forma oficial. Es decir, con dorsal. Sería injusto quitar mérito a Roberta (Bobbi) Gib que un año antes corrió en esta misma competición pero sin inscribirse; y como para completar una maratón solo cuenta cuando llevas tu propio dorsal, no tuvo reconocimiento alguno.

La pasión de Switzer

La pasión de Switzer por el atletismo venía de lejos. Cuando en el colegio pensaba apuntarse a un grupo de animadoras, su padre le dijo: “Tú no tienes que animar a los demás. Los demás tienen que animarte a ti”. Así fue como empezó a correr, siguió en la universidad, donde no pudo federarse por ser mujer, pero sí ser una más en los entrenamientos. El gusanillo por participar en Boston vino de la mano de un voluntario que le contaba historias de la competición y cómo le cambió la vida a él.

Tras Boston, Kathrine siguió entrenando y sumando triunfos. Ganó la maratón de Nueva York en 1974,  quedó segunda en la maratón de Boston de 1975, conquistando su mejor marca con un tiempo de 2 horas, 51 minutos y 37 segundos; y ha finalizado otros 34 maratones. Asimismo, defendió la inclusión de la modalidad de maratón olímpica femenina. Algo que se materializó en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984.

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