¡Kipchoge corrió 42k en 1.59.40!

El hombre más rápido del mundo en la distancia de maratón alcanzó la meta soñada por INEOS 1.59 en Viena, a pesar de que es una marca que no se tomará como récord del mundo por las condiciones de la prueba. Con un auto guía que le marcaba el recorrido con un láser y 41 liebres que entraban y salían a lo largo del recorrido, el keniata consiguió lo imposible.

12 de octubre de 2019

Y llegó el día que un hombre lo hizo posible. Eliud Kipchoge logró en Viena bajar las dos horas en los 42.195 metros.

Con un preciso ritmo de 2.50 por kilómetro y gran parte de la carrera con un margen de 10 segundos a su favor, el keniata logró cumplir con la meta de INEOS 1:59 Challenge en un tiempo de 1 hora, 59 segundos y 40 segundos (y dos milésimas).

Con un delirio total en la llegada y un último kilómetro inolvidable, en el que el corredor aceleró y fue recibido por su esposa y colaboradores, Eliud logró lo imposible.

Tras llegar y festejar, incluso tuvo energías para ir a saludar a la multitud y tomar la bandera de Kenia.

Al pie de la letra

Uno de los secretos o claves para alcanzar la meta fue el seguir al pie de la letra el plan diseñado, con el auto que marcaba con un láser el recorrido que debía seguir el atleta, sin desviarse ni un metro.

Además, el rol de las liebres que marcaban el paso fueron determinantes, ya sea para cortar el viento, como también para cumplir al pie de la letra el tiempo planificado, con un ritmo de 2 minutos y 50 segundos por kilómetro.

En total, Kipchoge contó con 41 pacemakers (o liebres).

El antecedente

Bajo el impulso de su patrocinador Nike, Eliud ya había estado muy cerca de lograr bajar las dos horas en los 42k, quedando a tan sólo 25 segundos de alcanzar su objetivo.

Fue dentro del recordado proyecto #Breaking2 en el que de por sí, se logró un hecho histórico, mejorando el récord mundial de ese momento: 2.02.57.

Fue el 6 de mayo de 2017 y a pesar de no ser una marca homologada por la IAAF, marcó un camino y generó un antecente, por sobre todo por el “show y magnitud del evento”, como el uso de liebres que entraban y salían dentro del circuito, como también por el rol del auto guía que marcaba el recorrido.

Aquella vez, además de Kipchoge, también lo intentaron el etíope Lelisa Desisa y el eritreo Zersenay Tadese.

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