Los gimnasios de Tandil abren sus puertas (aunque no los autoricen)
Luego de que les fuera rechazado el permiso para empezar la actividad, los centros de salud y actividad física decidieron retomar con las clases.
“No podemos más. O abrimos o tenemos que cerrar para siempre”, coinciden varios propietarios de gimnasios, centros de salud, yoga, pilates, piscinas de natación o canchas de fútbol 5 en la ciudad de Tandil, en la provincia de Buenos Aires.
Con más de cinco meses con las puertas cerradas, varios emprendimientos debieron cerrar sus puertas y no volverán a abrir. Ese fue uno de los motivos que llevó a que decidieran retomar sus actividades a pesar de que todavía no está permitido hacerlo.
Actualmente, en la Provincia no está autorizado el entrenamiento en gimnasios, por citar un caso, en fase 4. De hecho, el pedido para abrir las puertas fue negado. Es por eso que el Municipio labró actas por la contravensión y dio un plazo de 48 horas para cerrar, lo que no fue cumplido por los dueños de los locales.
En medio de advertencias y notificaciones para que cierren, los responsables de cada uno de los lugares prefirieron “darle para delante” y no bajar los brazos.
Matías Urrutia, dueño del gimnasio Kumelen, contó: “Se puede copiar el modelo de otras ciudades que están en las mismas fases. Por eso nos unimos todos y abrimos, la gente necesita la actividad física, sobre todo en este momento. El deporte combate un montón de enfermedades”.
“Entre las medidas que tomé en el gimnasio está el respetar el distanciamiento y el uso del tapabocas. Todos tienen alcohol en gel para usar y cada uno se trae su hidratación y toalla personal”, explicó en diálogo con Más Aire.
Los deportistas que desean asistir deben firmar una declaración jurada de salud y solicitar un turno con anticipación. El mismo tiene una duración de 45 minutos y al finalizar, se desinfectan las pesas.
Por el lado de Escualo, un centro de pileta climatizada y gimnasio, Diego Bustos opinó: “Estuvimos trabajando perfectamente hasta que por un retroceso de fase nos cerraron y luego nunca más nos permitieron abrir”.
“Nos llegó una notificación de que no podemos trabajar en fase 4, pero la vamos a seguir luchando porque no se dan medidas coherentes. No puede ser que la actividad física sea la única actividad que prohiben”, explicó.
Al mismo tiempo, se mostró contrariado por no querer ir en contra de las medidas: “Seguimos trabajando pero con sensaciones encontradas. La gente necesita la actividad, pero por el otro lado tenes la presión de que te obligan a cerrar. No se trabaja tranquilo”.
“Todos necesitamos trabajar. Nadie nos exime de impuestos. Además, hay que pagar sueldos, cargas sociales, todo corre igual, pero te impiden trabajar, lo que vuelve todo insostenible”, detalló.
“Volver a trabajar genera una tranquilidad enorme, pero ahora nos vuelven a prohibir hacerlo”, se lamenta Germán Groppa, del gimnasio Zúkon.
Aparte, sobre el contexto y la recepción de los deportistas, el panorama fue positivo de arranque: “La gente volvió con muchísimas ganas. Teníamos turnos con una cantidad de 10 personas y estaban completos, pero luego como se amenazó hasta a la gente con multas, la cantidad bajó”.
“Tengo una notificación para trabajar 48 horas nada más, pero el clima se vuelve tenso, porque ya entra en un plano de lo político y no desde el trabajo y la salud”, informó Groppa.
Por último, Osvaldo Olea, del gimnasio Venko, innovó con una App y entrenamientos digitales. “Alcohol en gel, termómetros, firmas de responsabilidad…fue raro para todos, pero nos acostumbramos”, confiesa.
“Vi mucha gente contenta y con ganas de entrenar”, explica Olea sobre el gimnasio que lleva 5 años.
En cuanto a las cuestiones de seguridad, se solicitó el uso del tapabocas al entrenar. “Al manejarnos con una app, fue más fácil para nuestros alumnos”, comentó.
Sobre el presente de los gimnasios, la crítica estuvo centrada en las respuestas: “Nos enteramos de todo por los diarios, aunque haya reuniones y elevaciones de protocolos. La verdad es que la estamos pasando mal”.
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