¿Qué es el kinesiotaping?
Surgida en Coreo y Japón, tiene como objetivo activar los procesos de autocuración del organismo, sin alterar la movilidad y facilitando la circulación y la actividad muscular normal: el vendaje da la información, y es el cuerpo quien la interpreta y actúa. Todos los detalles del funcionamiento, en esta nota.
“Vendaje funcional”, lo llaman algunas personas. “Son parches para dar calor”, dicen otros. Y también están los escépticos, que dicen que es “para llamar la atención”. Lo cierto es que de un tiempo a esta parte cada vez es más habitual ver a deportistas luciendo curiosos vendajes, tanto por sus llamativos colores, como por sus formas aparentemente caprichosas.
El mundo del atletismo no escapa a esta tendencia, y varios atletas internacionales ya han probado las ventajas de este método.
Este nuevo concepto de vendajes es conocido como Kinesiotaping, o Vendaje Neuromuscular (VNM). Las bases del método fueron sentadas en Asia (Corea y Japón) en los 60, y llegaron a Europa a finales de los 90 gracias a un ex-futbolista profesional holandés, Alfred Nijhuis, quien tras utilizarlo con éxito durante su etapa en las ligas asiáticas lo empezó a introducir en Holanda y Alemania. Aunque en un principio su campo de actuación fue el deportivo, en la actualidad médicos y fisioterapeutas lo utilizan para tratar gran número de patologías en todo tipo de pacientes.
Las bases del método son muy sencillas y sus resultados están demostrando ser muy efectivos frente a los tratamientos convencionales. Basándose en principios de quiropraxia y kinesiología, la idea principal del método es que el movimiento y la actividad muscular son imprescindibles para recuperar y mantener la salud. El VNM tiene como objetivo activar los procesos de autocuración del organismo, sin alterar la movilidad y facilitando la circulación y la actividad muscular normal: el vendaje da la información, y es el cuerpo quien la interpreta y actúa. Por esta razón es importante que el VNM sea aplicado por un profesional experto (médico o fisioterapeuta), ya que requiere de un correcto diagnóstico y de amplios conocimientos de anatomía y fisiología; un vendaje colocado incorrectamente puede provocar efectos indeseados en el organismo.
En el VNM se utiliza un esparadrapo especial (tape), altamente adhesivo e hipoalergénico, que deja que la piel respire. Tiene una gran elasticidad (150%) y un grosor muy similar al de la piel. Esto hace que una vez aplicado no limite el movimiento. Se pone directamente sobre la piel (sin vello), se puede mojar y no se desprende con el sudor, lo que permite que los deportistas puedan llevarlo varios días e incluso semanas. Existen esparadrapos de varios colores, y contrariamente a lo que piensa la mayoría de los pacientes no hay ninguna diferencia entre ellos: su elasticidad, grosor y función es la misma. La variedad de colores se basa únicamente en la cromoterapia: el azul “calma”, el rosa y el negro “estimulan”, y el beige es neutro. Sin embargo debemos tener bien claro que la importancia del color es mínima, ya que lo principal es la correcta colocación del vendaje.
Vendaje neuromuscular vs vendaje convencional
El vendaje convencional tiene como objetivos la sujeción y la limitación de ciertos movimientos, basándose en la idea de que mantener en reposo la zona lesionada facilita la curación. Para conseguir este efecto, el vendaje ha de aplicarse con firmeza y comprimiendo la zona, lo que hace que aumente considerablemente la presión debajo de la piel. Debido a este exceso de presión, la circulación sanguínea y linfática se ven dificultadas (son taponadas), entorpeciendo el proceso de recuperación. El exceso de presión también estimula los receptores del dolor (nociceptores) que se encuentran bajo la piel, provocando un aumento en la sensación dolorosa. Además, mantener la movilidad limitada durante largo tiempo provoca rigidez, lo que obliga a hacer un tratamiento posterior para recuperar la movilidad normal.
El VNM, sin embargo, es aplicado sin ejercer presión sobre la piel. Las tiras se colocan sobre el músculo en la dirección de las fibras, y no alrededor de él. Dependiendo del efecto que queramos conseguir las tiras adoptan diferentes formas, y pueden servir para estimular o para relajar. Para la mayoría de las aplicaciones colocamos el esparadrapo sobre la piel sin ejercer ningún tipo de tensión: si colocamos el músculo a tratar en estiramiento y pegamos sobre él el esparadrapo sin estirar, cuando devolvamos la piel a su posición normal aparecerán sobre ésta una especie de ondulaciones o arrugas, llamadas “convoluciones”. De esta forma se crea más espacio debajo de la piel, que es precisamente por donde circulan los vasos linfáticos, los capilares sanguíneos, y donde se encuentran los nociceptores. Al liberar ese espacio, dejamos que la sangre y la linfa circulen de forma normal por la zona lesionada, asegurando un correcto aporte de nutrientes y la eliminación de las sustancias de desecho. Además, al atenuar la presión, se deja de estimular a los nociceptores, lo que provoca un alivio del dolor, que en algunos casos se produce de forma instantánea.
Aunque en un primer momento la técnica se basaba únicamente en el tratamiento de los músculos, posteriormente se observó que las aplicaciones podían ampliarse también a ligamentos, tendones y articulaciones modificando la posición, la tensión del esparadrapo, o la dirección y el sentido de las tiras. De esta forma, el vendaje proporciona diferentes estímulos que el cuerpo es capaz de interpretar de forma sencilla y que le sirven de “guía” para solucionar la lesión. Si respetamos este principio, las posibilidades de tratamiento son infinitas y se pueden utilizar en cualquier parte del cuerpo y para cualquier tipo de patología.
Además de las funciones ya conocidas, como el efecto analgésico y la mejora de la circulación, se le atribuyen otras como la regulación del tono muscular; la aceleración de los procesos metabólicos; la mejora de la movilidad de las fascias (tejido que envuelve los músculos), lo que evita la formación de adherencias; la corrección de la postura del paciente; la reeducación del movimiento mejorando la posición articular y ejerciendo de soporte muscular; y la mejora de la propiocepción y de la estabilidad articular.
Lo que resulta verdaderamente interesante es que estos efectos se mantienen incluso una vez retirado el vendaje. Cuando el cuerpo ha asimilado la información que le hemos dado, de alguna forma aprende a funcionar de manera correcta por sí solo y no es necesario aplicar el mismo vendaje una y otra vez. Bastaría con evaluar periódicamente y si es necesario volver a colocar el vendaje como estímulo de recuerdo. Por ejemplo, si tenemos un músculo debilitado por desuso, una tira colocada sobre su recorrido con contracción muscular y con tensión del esparadrapo estimulará sus fibras musculares hacia el acortamiento y el cuerpo responderá facilitando el aumento de tono muscular. Esta forma de “engañar” al Sistema Nervioso facilitará que el músculo empiece a trabajar automáticamente de forma correcta y pueda aumentar su fuerza.