Running y verano: como evitar que te afecte el calor
Los golpes de calor pueden afectar al rendimiento del corredor durante la temporada veraniega, pero hay diferentes aspectos que no se deben desatender si uno no quiere ser víctima del calor y disfrutar del running.
Los golpes de calor pueden afectar al rendimiento del corredor durante la temporada veraniega, pero hay diferentes aspectos que no se deben desatender si uno no quiere ser víctima del calor y disfrutar del running.
Lo cierto es que las altas temperaturas pueden afectar al corredor, provocando una merma en el entrenamiento, afectando sus ritmos de carrera, o haciendo más complejo poder alcanzar los objetivos.
Para tener en cuenta, no se debe descuidar la hidratación en medio de la práctica del running, ya sea antes, durante o después del entrenamiento, la elección del vestuario, como también es importante el definir el lugar y el horario, y no se debe descuidar el prestarle atención a las sensaciones por las que se atraviesa durante la corrida son factores claves.
Los tres aspectos determinantes en el running
Estos son los tres aspectos que no debes descuidar en la temporada de verano para que no te afecte el calor en el running y puedas seguir al pie de la letra el entrenamiento realizado por tu coach:
- Vestuario. Se deben elegir ropas claras y ligeras. Pantalones o calzas cortas, musculosas dri fit son ideales para este momento.
- Horario. Sabemos que es poco recomendable entrenar al mediodía, por lo que el inicio y el final del día, cuando la jornada tiene las temperaturas más bajas, son los momentos ideales para salir a correr.
- Lugar para correr. Parques y con sombra son los escenarios ideales donde el runner debe correr, dado que ahí se estará menos expuesto al sol.
La hidratación, clave para estar bien
A causa de las altas temperaturas, uno debe estar atento a todos los detalles en el running. Por ejemplo, si al runner le duele la cabeza o sufre algún tipo de malestar al entrenar, estos síntomas pueden indicar deshidratación. A medida que nos movemos, el cuerpo pierde líquido con el sudor, por lo que muchas veces llegamos a esa situación sin darnos cuenta del error cometido.
Más allá de un determinado momento previo o posterior al entrenamiento, la persona debe tener en cuenta hidratarse durante todo el día y también es importante repartir los momentos de hidratación a lo largo del día es lo aconsejable por sobre el beber medio litro, por decir, de golpe.
En cuanto a la cantidad de líquido promedio que se necesita por día es de 2 litros, pero es una referencia, dado que existen variantes a considerar, como el tamaño del cuerpo de cada individuo, la sudoración que se posee o las condiciones climáticas de la jornada. Otra variable a tener en cuenta es la cantidad de tiempo durante el que se prolongará la rutina.
Las altas temperaturas obligan a tomar líquido
Al correr en elevadas temperaturas todos estos procesos toman mayor importancia ya que a mayor temperatura ambiental mayor será el aumento de la temperatura corporal y más necesario será que nuestro cuerpo cuente con el agua necesaria para mantener el equilibrio. Pero como al transpirar no sólo perdemos agua, ya que el sudor contiene elevadas cantidades de sodio, debemos incorporar un líquido que también nos provea de glucosa y/o sodio.
El sodio es el principal electrolito en el líquido extracelular, se encuentra fuera de las células (en el plasma y alrededor de las células) e interviene en el mantenimiento del balance de líquidos y en el control de la presión sanguínea. Para entender cómo funciona esto alcanza con un ejemplo muy claro: todos saben que en caso de estar náufragos en el mar, nunca debemos beber el agua salada.
Pero pocos saben las razones: el exceso del consumo de agua salada genera el efecto contrario que una persona busca al beber líquido (deshidrata en vez de hidratar), ya que produce un exceso de sales en sangre y la posterior salida de agua de tus células.
Cuando se corre se transpira y así también se pierden sales. En especial sodio y potasio. Y si al correr consumimos grandes cantidades de agua (con bajas concentraciones de sales) se producirá el efecto contrario al de beber agua de mar: nuestras células captarán el agua, se llenarán e hincharán, y comenzaremos a correr el riesgo de sufrir hiponatremia y morir. Y en carreras largas el consumir agua en forma exagerada junto con una transpiración constante aumentará las chances de sufrir hiponatremia, ya que será probable que la concentración de sodio caiga a un nivel anormalmente bajo.
Por lo tanto, todos estos aspectos se vuelven determinantes a la hora de disfrutar del running, especialmente en las largas distancias, como puede ser maratones, o las jornadas en las que la preparación es intensa.
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