Según un estudio, correr mejora la actividad cerebral
Los runners y las personas que salen a correr a diario podrían tener una conectividad cerebral superior.
Los runners y las personas que salen a correr a diario podrían tener una conectividad cerebral superior, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Arizona, EE.UU.
Los científicos estadounidenses compararon los estudios cerebrales de jóvenes que corrían, con quienes no habían hecho actividad física durante al menos un año. Y encontraron una “mayor conectividad entre diversas regiones del cerebro”, concretamente la zona conocida como red frontoparalela (FPN), que ayuda a gestionar las funciones ejecutivas, y las zonas del cerebro que controlan las funciones cognitivas y la memoria de trabajo. Según los investigadores, la carrera de alta resistencia requiere que los atletas empleen una “combinación de tareas motoras complejas y secuenciales, la realización de múltiples tareas, la memoria de trabajo y el reconocimiento de objetos”. Y el tiempo dedicado a la actividad aeróbica puede alterar y potenciar las áreas del cerebro que controlan esas tareas.
“Las áreas del cerebro donde vimos más conectividad en los corredores son también las áreas que se ven afectadas a medida que envejecemos”, detalló el estudio.
En investigaciones anteriores ya se había comprobado que ciertas actividades, como el aprendizaje para tocar un instrumento o la práctica de deportes que requieren una mayor coordinación entre las manos y los ojos, como el golf o la gimnasia, también alteran varias regiones del cerebro. No obstante, no se ha investigado demasiado el efecto de las actividades atléticas repetitivas que no son tan exigentes en cuanto a las habilidades motoras.
Los autores de este último estudio creen que el ejercicio de alta resistencia en adultos jóvenes puede jugar un papel significativo en la forma en que el cerebro envejece y también se defiende contra futuras enfermedades neurodegenerativas, como la demencia o el Alzheimer.
“Una de las preguntas clave que plantean estos resultados es si lo que estamos viendo en los adultos jóvenes, en términos de las diferencias de conectividad, supone algún beneficio más adelante en la vida”, señaló Gene Alexander, profesor de Neurociencia y Ciencias Fisiológicas en la Universidad de Arizona y coautor del estudio, publicado en la revista científica Frontiers in Human Neuroscience.
“Las áreas del cerebro donde vimos más conectividad en los corredores son también las áreas que se ven afectadas a medida que envejecemos, por lo que realmente plantea la pregunta de si ser activo como adulto joven podría ser potencialmente beneficioso y, tal vez, permitir cierta resistencia contra los efectos del envejecimiento y la enfermedad”, agregó en declaraciones citadas por Study Finds.