Todo lo que debés saber sobre la glutamina

Lleva a cabo numerosas funciones en nuestro cuerpo. El principal proveedor de este aminoácido es el músculo. En esta nota, la dosis que conviene incorporar en las comidas para reforzar su presencia tan esencial en nuestro organismo.

13 de agosto de 2017

Lleva a cabo numerosas funciones en nuestro cuerpo. El principal proveedor de este aminoácido es el músculo. En esta nota, la dosis que conviene incorporar en las comidas para reforzar su presencia tan esencial en nuestro organismo.

La glutamina es un aminoácido muy interesante, con muchas utilidades. Es el que más abunda en la sangre y en el tejido muscular esquelético. Y es no esencial, es decir que puede ser sintetizado por el propio cuerpo a partir de otros aminoácidos procedentes de la dieta o presentes en nuestro cuerpo, como la valina, la isoleucina o el ácido glutámico. Aunque en determinadas situaciones se puede volver esencial, ya que el organismo demanda más cantidad de la que es capaz de sintetizar. Por eso se lo considera “semi-esencial” o “esencial condicionado”. Estas situaciones especiales son estrés prolongado, infecciones, entrenamiento intenso, grandes quemaduras, etc. El cuerpo obtiene glutamina a través de la dieta y la sintetiza a partir de otros aminoácidos, principalmente en el musculo esquelético y también en pulmones y cerebro. Los principales tejidos consumidores de glutamina son riñón, hígado, intestino delgado y sistema inmune.

La glutamina lleva a cabo numerosas funciones en el cuerpo, y puede ser útil en diversas situaciones, por ejemplo en situaciones de estrés intenso (traumatismos severos, grandes cirugías, quemaduras, hambre, ejercicio extenuante, etc.). En esos momentos el cuerpo produce cortisol y glucagón (hormonas pertenecientes al grupo de los glucocorticoides), y se elevan las demandas de glutamina de diversos tejidos para activar la gluconeogénesis (proceso de producción de glucosa a partir de aminoácidos, fundamentalmente glutamina), ya que se encuentra en un estado de gran demanda energética. Por eso, en estas situaciones la glutamina es el aminoácido que antes se agota y el último en ser repuesto. El principal proveedor de glutamina en estos casos es el músculo. El cuerpo da prioridad a esas otras necesidades (de glutamina) antes que a la producción y conservación del músculo. Si este estado catabólico se prolonga, puede llegar a perderse buena parte de la masa muscular. Por ello parece indicada la suplementación con glutamina en estados prolongados de estrés intenso en individuos en condiciones mínimas de energía y reservas proteicas.

La glutamina también es un precursor de la síntesis de neurotransmisores y nutrientes cerebrales. El cerebro usa como combustible de forma preferente, y casi exclusiva, la glucosa. Pero en ausencia de esta puede utilizar el ácido glutámico, sintetizado a partir de la glutamina, que es de los pocos aminoácidos capaces de atravesar la barrera hematoencefálica (es decir, capaz de pasar de la sangre al cerebro).

Este aminoácido es un componente importante de las paredes del intestino, funcionando como reparador/cicatrizante intestinal. Ayuda a prevenir la atrofia de la mucosa intestinal, las infecciones y reduce la hiperpermeabilidad intestinal (causa común de intolerancias alimentarias). Por otra parte, hay estudios que han demostrado que la suplementación con glutamina estimula la producción de hormona del crecimiento, contrarrestando el efecto catabólico destructivo del cortisol, protegiendo así al músculo frente a la degradación muscular en situaciones de ejercicio intenso.

En resumen, muchas personas recomiendan consumir glutamina. Y las dosis sugeridas son de 500 a 1.000 miligramos, tres veces al día y alejados de las comidas, para que no interfiera su absorción con los aminoácidos de la dieta.

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