Qué pasa al dejar de entrenar
¿Qué pasa al dejar de entrenar? Es muy normal que muchas veces suspendamos por un tiempo nuestro entrenamiento.
¿Qué pasa al dejar de entrenar? Lo cierto es que ya sea por falta de tiempo, alguna lesión o simple desgano, es muy normal que muchas veces suspendamos por un tiempo nuestro entrenamiento.
Y eso tiene una serie de consecuencias que es bueno conocer, para además saber de qué manera debemos retomar nuestra rutina. Por un lado, la aptitud cardiovascular empieza a descender a la semana, provocando que las pulsaciones en reposo suban.
También se pierde flexibilidad de manera considerable a partir de los tres días sin realizar estiramientos. Y si se deja de entrenar por más de una semana las pérdidas son bastante más significativas. Por eso se sugiere que el entrenamiento de flexibilidad se conserve al menos dos días por semana.
En cuanto a la fuerza muscular, esta comienza a disminuir significativamente a las dos semanas, aunque la pérdida de proteína muscular puede comenzar ya a las 72 horas. La potencia, por su parte, se pierde aún más rápidamente, al no recibir ningún tipo de estímulo en el sistema nervioso ni en las fibras musculares.
Cómo mantenerse activo en las vacaciones
En los días en que cortamos la rutina laboral para tomarnos un descanso también es muy habitual que dejemos de entrenarnos. Pero tal vez muchos no lo harían si supieran que para mantener los niveles aeróbicos y de fuerza se necesitan sólo unos 20 minutos de entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT), dos veces a la semana.
Y ese pequeño esfuerzo vale la pena, ya que si dejamos de hacer actividad física de manera total nuestro cuerpo necesitará después alrededor de tres semanas para volver a adaptarse. Y hay una consecuencia peor, que es el creer que no hemos perdido fuerza y empecemos a entrenar con la misma intensidad que lo hacíamos anteriormente, poniendo en riesgo la musculatura y exponiéndonos a sufrir una lesión que nos haga parar aún más tiempo.
Entrenamiento invisible
Dentro del ambiente del running, para mejorar en los entrenamiento y competencias, como también para evitar lesiones, se debe estar atentos y no descuidar el entrenamiento invisible. ¿De qué se trata?
Principalmente, el entrenamiento invisible es todo lo que rodea a la preparación en el running y tienen una incidencia directa con la persona, pero que no es precisamente correr.
Entre los aspectos a tener en cuenta, por ejemplo, se destacan la hidratación, nutrición y descanso de cada runner.
Alimentación e hidratación, piezas fundamentales
Toda persona que se dedica al running de manera amateur, sin importar la edad, no debe descuidar la nutrición. Llevar adelante una alimentación balanceada y acorde a lo que nuestro cuerpo precisa es fundamental.
La hidratación también pasa a ser un detalle importante, ya que no solo hay que enfocarse en tomar líquido durante el verano o cuando encaramos entrenamientos en jornadas de altas temperaturas, sino también en épocas invernales.
El descanso acorde al entrenamiento
Para obtener mejoras a la hora de correr, no sirve solamente enfocarse en el entrenamiento únicamente, sino que también debemos tener un descanso acorde al desgaste físico.
El respetar las ocho horas de sueño son vitales para recuperar el cuerpo de cada persona. Al correr, se dan rupturas de fibras musculares o tejidos tendinosos, por ejemplo, y con el descanso se gana el tiempo suficiente para repararlos.
Al mismo tiempo, está comprobado científicamente que la persona que realiza actividad física suele tener mejor relación con su sueño y logra relajarse más en el descanso.
A la hora de hablar de descanso, también se incluye el respeto al ejercicio regenerativo. Es errado pensar en que una persona puede entrenar todos los días en la máxima exigencia.
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