Cómo descubrir si se sufre vigorexia

Se trata de un trastorno obsesivo-compulsivo, que se corresponde con aquellos cuadros en los que la persona se obsesiona con sus imperfecciones.

24 de octubre de 2019

Así como son cada vez más las personas que van al gimnasio con regularidad y que cuidan su salud, también está aumentando el número de deportistas que sufren vigorexia, es decir, que se obsesionan con lograr el cuerpo perfecto.

Y cuando eso ocurre, hacer actividad física se convierte en algo tortuoso. Deja de ser un hobby para pasar a ser una esclavitud. Por eso hay que tratar seriamente el tema, consultando a un especialista.

Porque es importante saber que se trata de un trastorno obsesivo-compulsivo, que se corresponde con aquellos cuadros en los que la persona se obsesiona con sus imperfecciones. Eso hace que perciba una imagen distorsionada de sí misma y que actúe en consecuencia.

El otro tema es descubrir a tiempo si realmente se sufre de vigorexia. A continuación contaremos algunas claves para que uno mismo pueda determinarlo.

Sensación de que se pasa poco tiempo en el gimnasio: si siempre queda la idea de que se estuvo entrenando poco tiempo, eso es un claro indicio de que se padece el trastorno.

Verse siempre sin músculos: el vigoréxico busca todo el tiempo aumentar su masa muscular -apelando incluso al consumo de esteroides y de suplementos alimentarios- pero, más allá de los resultados obtenidos, nunca está conforme.

No parar de mirarse al espejo: en casa, en el baño de la oficina o andando por la calle, estas personas aprovechan cualquier espejo, o incluso el cristal de un auto, para mirarse sus músculos.

Hacer ejercicio de manera compulsiva: no hay días libres ni excusas que valgan. Ir al gimnasio es una obligación. Incluso, para las vacaciones sólo eligen hoteles con gimnasio.

Cenar siempre en casa: ir a comer afuera se convierte en un problema, porque la dieta es tan estricta que sólo se confía en las cosas light que el propio vigoréxico cocina.

Tener baja autoestima: los vigoréxicos tienen poca seguridad en sí mismo y, además, no aceptan las críticas. Se irritan con facilidad y se sienten observados continuamente.

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