Controlar las emociones, el secreto para mejorar las marcas

Aunque muchas personas no lo crean, o no le den demasiada importancia, el saber controlar las emociones es decisivo a la hora de buscar mejores resultados en una carrera.

5 de septiembre de 2019

Aunque muchas personas no lo crean, o no le den demasiada importancia, el saber controlar las emociones es decisivo a la hora de buscar mejores resultados en una carrera. Un equipo de psicólogos, liderado por Enrico Rubaltelli, de la Universidad de Padua, Italia, ha realizado un estudio sobre cómo la inteligencia emocional (IE) influye en el rendimiento en un maratón, una media maratón y carreras de 3.000 metros.

“Estábamos convencidos de que la IE influiría en el rendimiento”, afirma Rubaltelli, “pero nos sorprendió cómo lo hacía”.

El trabajo de los investigadores evidenció que, después del talento natural y los entrenamientos, “el factor que más influía era la inteligencia emocional”.

Los corredores inteligentes emocionalmente controlan mejor sus psiques y, de esa forma, “durante la carrera saben recurrir a determinados recursos mentales para mitigar las emociones negativas e incrementar las positivas”, comenta Tracey Devonport, profesora adjunta en Deportes Aplicados y Psicología del Ejercicio de la Universidad de Wolverhampton, Reino Unido.

En la elaboración del trabajo de Rubaltelli participó un grupo de corredores que debían enfrentarse a una media maratón al día siguiente. Se les pidió que señalaran en un cuestionario si estaban o no de acuerdo con una serie de afirmaciones. Aquellos que contestaron más positivamente fueron los que obtuvieron mejores resultados en competición. También se constató que una adecuada gestión de la inteligencia emocional motivaba a los deportistas a tratar de superar sus propios límites.

Si, por ejemplo, una atleta quiere correr 15K por un camino llano seguramente no tendrá mayores dificultades para lograr un buen tiempo. Pero si es por montaña la tarea será más complicada. Salvo que emplee la inteligencia emocional. En ese caso, desde el principio estará aceptando que el trazado es más complicado y que los tiempos que obtenga serán más modestos.

Otro ejemplo en concreto se vio en el estudio de Rubaltelli, donde se analizó una carrera de 3.000 metros en pista. A una parte de los voluntarios se les comunicó la distancia exacta del recorrido a realizar, mientras que a otros se les precisó que sería entre 2.000 y 5.000 metros. Los participantes con una inteligencia emocional baja mantuvieron el mismo ritmo en ambos casos.

Sin embargo, aquellos con una IE más alta obtuvieron mejores marcas cuando eran conocedores del dato exacto que cuando lo ignoraban. “Si no se sabe a qué se enfrenta uno es muy difícil predecir cómo te vas a sentir y, en consecuencia, de qué manera gestionar tus propias emociones”, fundamenta Enrico.

Es importante saber que la inteligencia emocional se puede trabajar. “Correr prestando atención a las sensaciones que se tienen es una habilidad muy útil que cualquiera puede desarrollar”, asegura Devonport. Y agrega: “Pero también hay que saber interpretar las señales físicas que indican agotamiento. Si se es capaz de hacerlo, no sólo se mejorará el rendimiento en una carrera, sino la propia vida en general”.

Por último, hay varios trucos para mejorar la inteligencia emocional. Uno de ellos es prestar atención a cómo se reacciona ante ciertas emociones y de qué manera eso incide en la vida diaria. A partir de allí, una vez que se sabe cómo se siente uno, se puede empezar a decidir qué actitud se va a tomar en consecuencia, y desde ahí en adelante, ante esa emoción.

También es ideal el lograr ver las dificultades o desafíos con una perspectiva mucho más amplia y menos subjetiva. Y ser capaz de crear un entorno positivo, que incidirá finalmente mejorar la calidad de vida.

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