Dorando Pietri: El hombre al que dieron por muerto tras ganar la maratón olímpica
La historia del italiano Dorando Pietri es la más famosa de la historia. Ganó los 42k de los Juegos de Londres 1908, pero lo descalificaron por ser ayudado a metros de la llegada. Tras cruzar la meta lo llegaron a declarar fallecido.
Al leer sobre maratones en Juegos Olímpicos, la historia de Dorando Pietri sobresale del resto. En Londres 1908 se dieron muchos hechos llamativos y anecdóticos, pero lo ocurrido con el italiano fue único.
Dorando logró ganar la competencia en medio de un desenlace dramático.
Al ingresar al estadio Sheperd Bush lideraba con una amplia ventaja, pero equivocó el sentido para completar la prueba, por lo que debió recibir indicaciones de los jueces.
A causa del desgaste de la prueba, el corredor estaba groggy, desorientado y con el rostro desencajado. El cansancio era lo de menos. Los casi 42k hechos le pasan factura y casi ni puede caminar. De hecho, se tropieza varias veces. Cae y se levanta en cuatro oportunidades. En cada ocasión, varios jueces y un médico se acercan para asistirlo.
A pesar de que estos gestos eran de ayuda, le jugaron en contra. Lo ayudan a ponerse de pie, le dan masajes, le señalan la meta, pero el final de la carrera es un calvario.
Dorando no baja los brazos y sigue, pero demora 10 minutos en completar los 400 metros finales. A cinco metros de la llegada se desmaya, justo cuando su escolta, el estadounidense John Hayes ingresa al estadio.
Fue por eso que entre dos jueces lo ayudan a ponerse de pie y a cruzar la línea de llegada, ganando la prueba en 2 horas, 54 minutos y 46 segundos. Tras terminar, se desploma y es auxiliado por varios médicos. Incluso, lo llegan a declarar muerto.
En medio de esta situación, la delegación norteamericana presenta una queja por la ayuda recibida por Pietri, que es descalificado por recibir asistencia en la prueba, un acto penado por el reglamento olímpico.
Por ello, John Hayes es declarado ganador.
En medio de las gradas se encontraba el escritor Sir Arthur Conan Doyle, que inició una campaña en la prensa londinense para recaudar fondos y colaborar con el atleta italiano nacido en Capri.
Incluso la reina Alejandra le entregó como compensación una copa de plata, reconociendo su esfuerzo.
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