El running y los cánones de belleza femenina

Un entrenamiento acorde es bueno; pero el sobreentrenamiento para llegar a unos objetivos demasiado ambiciosos, no. Si para lograr ese cuerpo “ideal”, esbelto, delgado y tonificado, se roza el límite de la salud, ya se convierte en algo muy negativo, incompatible con una vida plena, feliz y real.

4 de diciembre de 2017

Un entrenamiento acorde es bueno; pero el sobreentrenamiento para llegar a unos objetivos demasiado ambiciosos, no. Si para lograr ese cuerpo “ideal”, esbelto, delgado y tonificado, se roza el límite de la salud, ya se convierte en algo muy negativo, incompatible con una vida plena, feliz y real.

El canon de belleza es el conjunto de aquellas características que una sociedad considera convencionalmente como hermoso o atractivo. Estos cánones de perfección, como todo, han ido evolucionando a lo largo del tiempo. El cuerpo ideal femenino ha pasado por todas las variables posibles. Desde las curvas más pronunciadas, que podemos admirar en los antiguos lienzos de Botero, hasta la delgadez más extrema en una historia más reciente. Basta observar las pasarelas de moda para ver hasta qué punto la figura de la mujer delgada es lo que se ha potenciado como el canon de belleza actual. Pero estos cánones, cuando son muy irreales, pueden llegar a resultar nocivos, poniendo en serio peligro la autoestima, nuestra salud, la de nuestro cuerpo y también, la de nuestra mente.

Además de los medios de comunicación, la publicidad, la moda y miles de otros factores que nos bombardean de información y determinan ese ideal social, hay que reconocer que el mundo del fitness ha tenido una gran influencia en los cánones de belleza actuales. Con su llegada revolucionó la sociedad, potenciando una nueva imagen perfecta de la mujer. Allá por la década de las 80 la espectacular Jane Fonda, en sus populares vídeos realizando aerobic, lucía los beneficios del ejercicio físico, con un cuerpo delgado y tonificado. De pronto, todas las mujeres comenzaron a ponerse en forma, luchando por obtener esa apariencia atlética.

Pero como se suele decir, todo lo que se lleva al extremo es malo. Los aspectos positivos de una vida activa son innumerables. Un entrenamiento acorde es bueno; pero el sobreentrenamiento para llegar a unos objetivos demasiado ambiciosos, no. Si para lograr ese cuerpo “ideal”, esbelto, delgado y tonificado, se roza el límite de la salud, ya se convierte en algo muy negativo, incompatible con una vida plena, feliz y real.

Por suerte ha comenzado una nueva etapa, que potencia lo que es ese “Love yourself”. Una etapa en la que se ha llegado a una conclusión, a una realidad simple y clara de que si todas las personas somos diferentes, no puede existir un canon común. Ha llegado por fin un tiempo de liberación y de rechazo a esos estereotipos que no nos identifican en absoluto.

Ha llegado la época de abrir los ojos y buscar nuestra propia perfección, que no es otra cosa que lograr la plenitud física y mental. Buscar cada día ser mejor que ayer, y que lo que hagamos nos haga felices. Y en ese camino hacia la felicidad es donde interviene el running, corriente cada vez más popular que ha ayudado mucho en ese sentido.

Afortunadamente nos estamos empezando a dar cuenta de los beneficios no solo físicos, sino mentales de salir a correr. Cierto es que más que nunca estamos cuidando nuestra estética, y que estamos encontrando en la carrera uno de los medios para conseguirlo. Sobre todo es gracias al running, que estamos empezando a sentirnos en forma, creando nuevos cánones estéticos. O demostrando, en realidad, que estos no existen.

Un estilo de vida saludable, mediante una alimentación equilibrada y ejercicio físico, es el camino que te llevará al éxito. A sacar la mejor versión de uno mismo y a entender que no hay canon de belleza, más allá del que uno mismo se imponga. Es hora de ser real, de ser uno mismo.

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