Era ama de casa y no sabía nada de atletismo. Estudió para coach y clasificó a sus hijas al Mundial

Andrea Vargas logró la medalla de oro en los Juegos Panamericanos en los 100 metros con vallas. Pero la historia se centra en su madre, que era trabajaba en su casa y era costurera, hasta hizo el curso de entrenadora de atletismo y se convirtió en su coach.

11 de agosto de 2019

Andrea y Noelia Vargas son dos de las atletas más importantes de Costa Rica, pero detrás de ellas está su entrenadora y madre, Dixiana Mena, con una historia más que interesante.

Andrea Vargas es especialista en 100 metros con vallas (fue mundialista en la versión indoor y tiene el récord de la región en dicha especialidad) y en Lima ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos, mientras que su hermana se luce en marcha, siendo la campeona de Centroamérica.

Su madre, Dixiana, no sabía absolutamente nada de atletismo y era ama de casa. Pero para estar cerca de sus hijas y colaborar en el entrenamiento, empezó a ayudar en sus entrenamientos, hasta que se decidió por estudiar y obtuvo el título de entrenadora.

Dixiana se logró costear sus estudios gracias a los ingresos que logró trabajando como costurera.

Hoy en día, tres veces a la semana, madruga antes que canta el gallo y 2.30 AM está despierta, al pie de la cama de su hija Noelia, a la que acompaña a entrenar. Acompañadas por uno de sus hijos (por seguridad) recorren las calles de la ciudad en bicicleta, mientras la atleta entrena marcha de a pie.

Como si fuera poco, a las 6 AM está en la puerta del estadio de atletismo Luis Ángel Calderón para que Andrea entrene los 110 metros. Ahí, sigue de cerca los movimientos y remarca cada pase de valla.

Doña Dixiana, como todos la conocen, trata de estar en todos los detalles y tras un tiempo, comenzó a viajar al exterior para recibir información y aprender en diferentes cursos.

De hecho, a medida que avanzó con el aprendizaje, fue clave su consejo a Andrea para convencerla de que dejara las pruebas de salto y que se enfocara en las carreras con vallas.

Muchas veces se la ve con el celular grabando los movimientos de sus hijas, para luego verlos en la PC y analizar cada paso. Con 47 años, le queda un sueño: ver a sus hijas en un Juego Olímpico.

 

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