La historia del hombre que eliminó su diabetes corriendo

Jeff Birdwell era de buen comer y no le prestaba atención al ejercicio, aunque en un vuelco de su vida, debió cambiar y comenzó a correr.

18 de abril de 2019

Jeff Birdwell es un estadounidense de 32 años que vive en Worcester, Massachusetts. Cuando habla sobre sí mismo dice que siempre fue “un gordito. Mis padres nunca me educaron en los beneficios de la alimentación saludable, y por eso el ejercicio no era importante para mí. De hecho, no lo practiqué hasta que entré en el Ejército”.

Pero el 13 de julio de 2018 su vida cambió: llevaba una semana sufriendo dolor de espalda, así que fue al médico y, tras una serie de preguntas, le indicó que se hiciera la prueba A1C, la que se usa para diagnosticar las diabetes tipo 1 y 2. Y los resultados fueron claros: su A1C estaba por encima del 11%, cuando lo normal es que esté por debajo del 5,7%.

“Mi nivel de azúcar en la sangre era peligrosamente alto, de 285 mg / dL, cuando lo normal es no superar los 100. Empezaron a medicarme ese día y no reaccioné bien. Me enfrenté a la realidad: no tendría que tomar esos fármacos el resto de mi vida si hubiera tomado medidas antes. Desde ese día, me concentré en el ejercicio y la nutrición”, explica. Ocho meses después, y luego de haber bajado de 127 a 91 kilos, su situación es diametralmente opuesta, y la diabetes ya no es un problema.

“Cuando estaba en el Ejército era bastante bueno para correr, e incluso participé en las diez Millas de Fort Bragg y en las diez Millas del Ejército, mientras estaba en Irak. Correr tenía una función meditativa que me permitía calmar mi mente, y nada lo hacía mejor. Ahora, cuando empecé a correr de nuevo, la verdad es que sufrí mucho para lograr hacer sólo media milla. Las colinas se convertían en pesadillas y tenía que descansar varios días para recuperarme y no sentir que me moría. Pero como la alternativa era tomar medicina para la diabetes, tenía una potente motivación para ejercitarme con regularidad. Así fue que poco a poco encontré mi ritmo”, cuenta.

Apenas dos meses después de empezar a entrenarse volvió a ver a su médico para otro test de A1C. “Y me dio sólo 5%, lo que significaba que ya no tenía diabetes. Me sentía increíble con mis 91 kilos. Tenía una segunda oportunidad de hacer las cosas que quería y no había podido hacer antes.

Una de esas era participar de una maratón, que espero correr este año. Intenté inscribirme en el de Nueva York, pero no me tocó el sorteo. Ahora estoy decidiendo en cuál debutar: en el New England Green River, o en el Rock N’ Roll Montreal. En el futuro quiero ganarme mi presencia en el Maratón de Boston. Vivo cerca del recorrido y me lo pide el cuerpo. Me encantaría hacer todas las grandes maratones y quizá después un ultramaratón. Pero mi objetivo final es tener el honor de correr en Boston”, sueña ahora.

Por último, reflexiona sobre su salud, y dice que “me gustaría enseñar al mundo que la diabetes no es una sentencia de muerte y que hay soluciones. Correr me ha ayudado a cambiar el cuerpo y a fortalecer mi mente. Para cualquiera que quiera enfrentar un reto similar mi consejo es que se aleje de lo que necesita hacer. El proceso no es fácil y retrasar el esfuerzo no sirve de nada. Sólo sal y hazlo”.

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