Correr mejora la vida: ¿Cómo empezar a los 40 años?

Correr mejora la vida y cuanto antes comiences a hacer ejercicio, también permitirás vivir mejor cuando seas anciano.

23 de mayo de 2020

Correr mejora la vida. Hacer ejercicio, salir a correr o pedalear en la bicicleta, por dar ejemplos, brindan una mejor calidad de vida, pero al mismo tiempo, permite vivir mejor cuando la vejez llegue.

De acuerdo a diferentes estudios médicos, se recomienda a los adultos hacer como mínimo 150 minutos por semana de actividad aeróbica de intensidad moderada.

Si no se tiene tanto tiempo, la otra alternativa es realizar ejercicio intenso. En ese caso, con 75 minutos alcanza.

Además, siempre es positivo acudir al gimnasio e incorporar sesiones de entrenamiento de fuerza al menos dos veces a la semana.

La ganancia para el individuo que realiza estos ejercicios está medida por estadísticas claras: hay notables beneficios para la salud como, por ejemplo, reducción en el riesgo de mortalidad.

Se debe tener en cuenta los detalles sobre los mecanismos del envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad.

Las personas mayores de 60 años y que llevaban al menos 20 años entrenando presentaban un consumo de oxígeno máximo y una fuerza similares a las de jóvenes sanos.

De hecho, se los notaba en mucho mejor estado que los adultos que no realizaban ejercicio.

¿Cómo puedo cambiar si soy sedentario?

El no hacer actividad física a corta edad no es un impedimento de mejorar nuestra calidad de vida al crecer. De hecho, ¡la clave está en empezar ahora!

Aquellos que se iniciaron recién entre los 19 y 29 años disminuyeron el riesgo de mortalidad entre un 30 y 35%

El lograr mantener un nivel de actividad física de entre dos y ocho horas semanales desde la adolescencia se asoció con un 35% menos de riesgo de mortalidad en comparación con los que fueron inactivos.

De por sí, el hacer al menos solamente una hora a la semana logra bajar el riesgo en un 15%.

Desde Más Aire recomendamos que antes de comenzar a hacer actividad física se realice un estudio médico. Además, también es bueno consultar con un entrenador que nos brinde un asesoramiento adecuado, y acompañarlo, en la medida que sea posible, con un plan nutricional acorde a nuestro físico.

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